sábado, 12 de marzo de 2011

 POSTMODERNIDAD, ¿SINÓNIMO DE DESTRUCCIÓN?



La era de la postmodernidad se convierte día a día en un reto constante para todos. Los avances tecnológicos, el consumo y las diferentes características que hacen de la época actual como una de las más revolucionarias en la historia de la humanidad, nos lleva a participar de tal manera, que nos es indispensable conocer de los temas de actualidad en cine, televisión, arte, política, economía, ciencia y literatura. Pero, tal vez, entre tanta información que llega segundo a segundo a nuestra mente no analizamos cuál es el verdadero significado de todo lo que nos rodea, sino simplemente absorbemos infinidad de imágenes, palabras y circunstancias cotidianas, para luego no saber cómo reproducirlas de manera tal que sea para beneficio propio y para los demás.

Es por ello, que la conciencia de los seres humanos, asimila tan sólo pensamientos e ideas que van en concordancia con sus ideales, su autonomía es tal, que le es preferible inundarse de banalidades y cosas superfluas en su propósito por el placer personal, en vez de llevar a un límite todo lo que ha aprendido a lo largo de la vida para servirle a la humanidad y estar así complacido de que lo que ha hecho ha cambiado no sólo su existir, sino el de los demás.

Actitudes como éstas, son las que pueden cambiar nuestro mundo de sufrimiento, angustia y dolor; pero desafortunadamente no lo es así. Estamos encaminados en una era en la que las tecnologías de la información, los medios de comunicación y las redes sociales, son cada vez más comunes en el todo el planeta. Vivimos dependientes de lo que acurre y deja de ocurrir con personas que, muchas de las veces, no conocemos, estamos atentos a cuanto sucede en el “mundo lejano”, pero no nos damos cuenta de lo que puede suceder a nuestro alrededor. Y es así como lo dice Albert Einstein: Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas”,  es lo que sucede con nuestras vidas, nos es preferible basarnos en los hechos que se comentan a diario en el Facebook o el Twitter y dejar que esto nos inunde de malos sentimientos, en vez de tomar alternativas que conlleven a una valoración exhaustiva de lo que, en comentarios, pueda causar que la vida se nos derrumbe en un instante.

Es así, como estamos ingresando a la postmodernidad, la misma en la que las ideologías han perdido su forma de ser, en la que la música invade más allá de nuestros sentidos, en la que la moda nos vuelve esclavos a las marcas y en la que, peor aún, estamos aprendiendo, sabiendo nada.

Saber, que es muy complicado identificar a que parte de la postmodernidad estamos aferrados. Quizás a todas o a la vez a ninguna. La tecnología, el “arte”, las novedades y cuanto sistema de postmodernidad entre a nuestra vida, lo acogemos y dejamos que sirva como un puente material que nos absorbe y nos lleve, a lo que  tal vez, se pueda convertir en la era de la destrucción.  
                                                          
                                                                                                      José Alberto Prieto Hernández
                                                                                                                                       200910176




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